Allah Rakhi Bibi, de 72 años, falleció de un paro cardíaco un mes después de que su esposo, Nazeer Masih Gill, fuera brutalmente asesinado por una multitud musulmana debido a una falsa acusación de blasfemia. La tragedia ha devastado a la familia Gill, que ahora vive como refugiada en su propio hogar, sumida en la depresión y el estrés.
Bibi quedó profundamente afectada por la muerte de su esposo. Según su hijo, Sultan Gill, la angustia de Bibi se intensificó al enterarse de que los sospechosos implicados en el asesinato de su padre fueron puestos en libertad bajo fianza. Afirmó que su madre lloraba constantemente y no dejaba de hablar de Nazeer.
El dolor en el pecho de Bibi fue inicialmente desestimado por los paramédicos, lo que retrasó su visita al hospital, donde finalmente falleció. La familia decidió enterrarla junto a su esposo el mismo día, marcando otro capítulo doloroso en su sufrimiento.
El 13 de junio, el juez especial Muhammad Abbas otorgó la libertad bajo fianza a los sospechosos, citando insuficiencia de pruebas y una investigación policial deficiente. El abogado Asad Jamal criticó duramente a la policía por su pobre investigación y el manejo deliberadamente incorrecto del caso.
La situación de los cristianos en Pakistán sigue siendo precaria. El país ocupa el séptimo lugar en la Lista Mundial de Vigilancia 2024 de Open Doors, que clasifica los lugares más difíciles para ser cristiano. Las acusaciones de blasfemia a menudo conducen a violencia y persecución, como lo demuestran los trágicos eventos que llevaron a la muerte de Nazeer Masih Gill y, posteriormente, de su esposa Allah Rakhi Bibi.
Imagen destacada: Christian Daily
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