El 25 de mayo, Nazeer Masih Gill, un cristiano de 74 años, fue brutalmente agredido por una turba en Sargodha tras ser acusado falsamente de profanar el Corán. Gill sufrió heridas graves y, a pesar de recibir atención médica, falleció el 3 de junio en el hospital.
El incidente, que ha conmocionado a la comunidad cristiana de Pakistán, fue seguido por una manifestación organizada por el partido extremista Tehreek-e-Labbaik Pakistan (TLP) el 9 de junio. Durante el mitin, el líder del TLP, Muhammad Naeem Chattha Qadri, defendió el asesinato de Gill y amenazó con más violencia. Qadri también advirtió a la policía contra cualquier acción en contra de los activistas del TLP, amenazando a los oficiales.
La agresión a Gill fue incitada por anuncios realizados en una mezquita, lo que llevó a una multitud, que incluía mujeres y niños, a atacarlo con piedras, ladrillos y palos. Además, el taller de la familia de Gill fue incendiado y su casa saqueada. Los esfuerzos policiales para detener el ataque fueron en gran medida infructuosos.
En respuesta a la violencia, la policía arrestó al menos a 45 personas, lo que provocó protestas por parte del TLP. La presencia policial en las áreas cristianas de Sargodha se ha incrementado debido a las amenazas del TLP, generando temor entre los cristianos, muchos de los cuales han huido a lugares más seguros.
El TLP se formó tras la ejecución de Mumtaz Qadri, condenado por asesinar al gobernador de Punjab, Salmaan Taseer, y es conocido por sus protestas violentas en apoyo a las leyes de blasfemia.
A pesar de la gravedad de los incidentes de violencia relacionados con acusaciones de blasfemia, el gobierno no ha llevado a cabo investigaciones judiciales significativas. Líderes de la iglesia y grupos de defensa de los derechos humanos exigen justicia y una legislación que evite el abuso de las leyes de blasfemia.
El presidente de la Iglesia de Pakistán, el obispo Azad Marshall, ha criticado la inacción del gobierno, mientras que defensores de derechos como Peter Jacob y Sajid Christopher de la organización Human Friends han solicitado investigaciones judiciales. Samson Salamat, de Rawadari Tehreek, ha pedido la prohibición de los grupos extremistas y la criminalización de las acusaciones falsas de blasfemia.
El impacto de estos eventos resuena más allá de Sargodha. Pakistán ocupa el séptimo lugar en la Lista Mundial de Vigilancia 2024 de Open Doors, que enumera los lugares más difíciles para ser cristiano. La comunidad internacional observa con preocupación la situación en Pakistán, donde la violencia sectaria y la intolerancia religiosa continúan afectando a las minorías.
Imagen destacada: X / @ArafatMazhar
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