El Vaticano ha anunciado nuevas normas en relación con los fenómenos sobrenaturales, consolidando su autoridad final sobre apariciones, milagros y sucesos inexplicables. Según estas normativas, solo el papa podrá confirmar un evento sobrenatural, marcando un cambio significativo respecto a los procedimientos anteriores.
El propósito principal de estas normas es abordar cuestiones críticas que podrían perjudicar a los fieles, sin intentar sofocar la espiritualidad. Para ello, se ha establecido un proceso de investigación riguroso.
Según el nuevo protocolo, los obispos locales serán responsables de formar Comisiones Investigadoras. Estas comisiones estarán compuestas por un teólogo, un canonista y un experto en el fenómeno en cuestión. El juicio de estas comisiones será sometido a la aprobación del Vaticano, y no se permitirá ningún pronunciamiento público al respecto hasta entonces.
El papel del Vaticano en este proceso es crucial. Confirmará la decisión del obispo local o emitirá un nuevo juicio después de una exhaustiva investigación. Además, la Santa Sede podrá requerir estudios adicionales, señalar problemas pendientes o declarar que el evento no tiene una naturaleza sobrenatural. Se ha introducido el concepto de "nihil obstat" en lugar de certificar milagros, lo que permite una creencia cautelosa.
Los motivos detrás de estos cambios son varios. Se ha observado una confusión entre los fieles debido a las aprobaciones variadas por parte de los obispos. Además, ha habido un aumento en los casos de uso indebido, fraude y errores doctrinales relacionados con reclamaciones sobrenaturales.
El impacto de las redes sociales también ha sido un factor importante en la necesidad de estas nuevas normas. La rápida propagación de fenómenos inexplicables ha requerido la intervención de comisiones interdiocesanas para investigar adecuadamente.
El Papa Francisco ha expresado su posición sobre este tema. Aunque mantiene una devoción personal a la Virgen María, advierte contra las reclamaciones de milagros infundadas.
Con estas nuevas normas, el Vaticano espera promover una evaluación más rigurosa y transparente de los fenómenos sobrenaturales, garantizando así la integridad doctrinal y la protección de los fieles.
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